Todos los profesores hemos estado en un salón lleno de estudiantes, y hemos visto como mientras ofrecemos la información más interesante del mundo (o eso pensamos), la mitad de ellos están distraídos con sus móviles. No hay respuestas fáciles a la realidad de los dispositivos móviles en el salón de clases. La distracción en el salón es una realidad desde mucho antes que aparecieran los celulares o las tabletas. Sin embargo, hoy día enfrentamos la situación de tener a muchos estudiantes (si no todos) tentados a mirar sus móviles cada cinco minutos mientras toman la clase.
El autor James L. Lang, discute en una serie de artículos el asunto de la distracción en el salón de clases y sus diferentes dificultades y posibilidades. En un artículo más reciente, la autora Beckie Supiano, nos habla específicamente de la distracción digital, basada en un estudio publicado por un investigador de la Universidad de Ohio. En sus hallazgos encontraron que el 12% de los estudiantes se distraen en sus cursos preferidos, y que el 25% de los estudiantes se distraen en sus cursos menos preferidos. Esto nos presenta la realidad de que la distracción digital no se circunscribe solamente a los cursos que los estudiantes puedan encontrar aburridos, sino que está presente en todos.
Nuestra realidad social, como menciona el artículo, es que hoy vemos gente distraída con sus móviles mientras están con sus hijos, mientras manejan, mientras cenan; prácticamente vivimos en una sociedad que tiene una compulsión a mirar sus móviles todo el tiempo. Así que la distracción es algo que supera la experiencia del salón de clases.
Entonces ¿Los móviles en el salón de clases son enemigos?
¿Catalogamos como enemigos a los celulares y tabletas? ¿Los prohibimos terminantemente en los salones? Cada profesor tiene su estilo y su control del salón varía en cada caso. Sin embargo, comparto tres cosas a considerar en el momento de trabajar con los celulares y dispositivos móviles en el salón:
- Diversifiquemos el punto de atención – intentemos diseñar clases en las cuales no seamos siempre el punto de atención. Es muy poco probable que el 100% de los estudiantes estén el 100% del tiempo enfocados en nosotros sin distracciones. Eso con o sin celulares. Por otro lado, una clase que integra nuestra conferencia, e incluye participación de su parte, poniéndolos a ellos como protagonistas, ayuda a que la distracción disminuya. Intentemos dinámicas grupales con grupos pequeños en las cuales les sea necesario aportar; de esta manera la propia clase los lleva a colaborar directamente.
- Integremos los móviles – Aceptemos una realidad: esto no es una moda. No lo es en nuestra vida diaria, no lo va a ser entre los estudiantes. Es importante que podamos integrar las nuevas tendencias, a nuestro favor. Los móviles son buscadores de información que los estudiantes traen siempre consigo. Tal vez una buena opción es evitar la tentación de dar nosotros toda la información (definiciones, búsqueda de biografías cortas o fechas importantes) y pedirle a ellos que la busquen. Nosotro podemos guiarlos con la búsqueda de la información y el manejo de los resultados. De esta manera utilizarán el móvil, pero dirigidos.
- Uso de aplicaciones – Este es un punto que cada vez más educadores han ido comprobando. Para nuestra fortuna, existe una variedad de aplicaciones como Kahoot, Quizziz, Plickers y otros que nos permiten hacer cosas que antes no podíamos. Aplicaciones como esta integran a todo el grupo, nos ayudan con el avalúo del aprendizaje e integran el elemento tecnológico con el juego. De esta manera, los estudiantes se verán con menos espacio de abrir su red social si están involucrados en una actividad que incluya su propio móvil.
Al final, creo que nosotros como educadores tenemos el reto de poder trabajar con la distracción y la tecnología móvil. No existen soluciones definitivas y no están todas las respuestas, pero podemos ir identificando espacios de oportunidad que conviertan estos retos en beneficios de aprendizaje para los estudiantes.